Gestión de incidentes de corrupcion: de la detección pasiva a la activa
Hoy, los programas de gestión de incidentes de corrupción efectivos se caracterizan por contar con un enfoque proactivo que impulsa la detección activa de conductas delictivas. Pero, tradicionalmente, estos mismos programas de incidentes de corrupción han asumido un enfoque pasivo, que se especializa en la reacción antes que en la prevención.
¿Qué es la gestión de incidentes de corrupción activa?, ¿cómo logramos llegar a este punto?
Detección activa y pasiva en la gestión de incidentes de corrupción
La forma en que se detecta un incidente de corrupción tiene una relación directa sobre el impacto negativo que el incidente causa a las finanzas y reputación de la organización. Es claro, derivado del titular de este informe, que establecemos dos categorías de detección, en la gestión de incidentes de corrupción: detección pasiva y detección activa.
La detección activa se caracteriza por ir a la caza, en forma preventiva, de actos de corrupción o mala conducta. La detección pasiva, por su parte, está determinada por la comisión del acto delictivo. Surge como una medida de reacción ante el incidente de corrupción, y no siempre en forma inmediata, razón por la cual el empleado corrupto goza de un periodo de tiempo indeterminado para usufructuar su conducta incorrecta.
Pero, en la práctica, ¿cómo podemos implementar una gestión de incidentes de corrupción basada en la detección activa? Veamos algunos ejemplos:
- Realiza auditorías internas, incluyendo evaluaciones diligentes de procesos y procedimientos.
- Implementar un canal de consultas éticas, en el que el empleado pueda exponer algunas dudas, sin que se comprometa con una denuncia.
- Comunicar políticas anticorrupción y capacitar a los empleados sobre los temas relacionados con conflictos de intereses, código de conducta, requisitos de ISO 37001.
- Definir y comunicar sanciones y represalias para los empleados que cometan o intenten cometer actos de corrupción, así como premios y beneficios para quienes denuncien o alerten antes de que se comentan los delitos.
Por supuesto, es claro que la detección activa, en la medida en que logra evitar en un alto porcentaje la comisión de los actos de corrupción, contrarresta los efectos negativos y reduce el impacto negativo en la organización.
Pero esto dice la teoría y otra la práctica. En el terreno de juego, ¿cómo pasar de la detección pasiva a la activa? Tenemos cuatro pasos:
4Pasos para ir de la detección pasiva a la activa en la gestión de incidentes de corrupción
“Lo bueno es mejor que lo perfecto”. Y lo es porque nada es perfecto, y menos un programa de gestión de incidentes de corrupción. Es esencial que el programa combine conciencia sólida y esfuerzos de comunicación. Conozcamos cuatro pasos para lograrlo:
Determinar con precisión los hechos y las acciones que deben ser informadas
El empleado que prepara su café con tres cucharas de azúcar en lugar de una, no está cometiendo un acto de corrupción. Pero alguno de sus compañeros, en su libre albedrío, puede pensar que es así, y realizar una denuncia en tal sentido.
Por ello, es importante limitar y definir con absoluta precisión qué es lo que esperamos escuchar en un canal de denuncias, y que esta definición se alinee con la política anticorrupción y el código de conducta de la organización.
Alentar a los empleados con comunicaciones precisas
Complementando el punto anterior, los empleados deben tener una noción clara de lo que significa un acto de corrupción, un conflicto de intereses, un robo, un desfalco, etc.
Otros términos que deben entender los empleados sin lugar a la menor duda son: irregularidades contables, información privilegiada, soborno o acoso.
Hablar de acuerdo con la audiencia
Un mensaje sobre cumplimiento, o sobre las políticas anticorrupción de la organización, debe utilizar un lenguaje de acuerdo con el público objetivo. No podemos hablar a los empleados del área financiera, en la misma forma que nos dirigimos a los operarios de producción, ni a los conductores de los vehículos de la organización.
El nivel sociocultural, la formación académica y el espacio laboral en que opera el trabajador, marcan el tono y el lenguaje que se utilizará para comunicar información relativa al programa anticorrupción.
Establecer canales de comunicación amigables
Los canales y materiales con los que nos comunicamos con los empleados, deben ser varios, diversos, accesibles a todos ellos. Entre otros, podemos considerar: blogs, e-mails, folletos, intranet, cartelería, boletines, protectores de pantalla, redes sociales, entre otros.
Software ISO 37001 de ISOTools
Adoptar los cuatro pasos que hemos mencionado implica optimizar una buena parte de las tareas del Sistema de Gestión de Incidentes de Corrupción. Para ello ISOTools ha diseñado el Software ISO 37001 que, entre otras herramientas, ofrece funcionalidades para gestionar un canal de denuncias que asegure la trazabilidad y el anonimato del denunciante.
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